Alemania acusa la crisis con una caída del 8% de los pedidos industriales

Los pedidos de bienes industriales, termómetro preciso del poderío económico y exportador germano, registraron en junio una caída mensual del 1,7%, que dobló las previsiones de los analistas y que se tradujo en un retroceso anual brutal del 7,8%, con datos desestacionalizados, según informó ayer el Ministerio de Economía alemán. Se trata del dato más fiable acerca del contagio a la primera potencia de la unión monetaria europea de las recesiones de los países periféricos, endeudados y en recesión (purgando sus excesos pasados según la terminología en boga).

Hasta ahora las grandes empresas alemanas presumían porque prácticamente repartían sus ventas al 50% entre la zona euro y el exterior. Los pedidos desde el exterior solo han crecido un 0,6%. Ahora su mitad ha contagiado la esencia germana con un desplome del 4,9% de los pedidos desde el resto de la zona euro, sensiblemente más que el retroceso del 2,1% de los pedidos internos. Ayer, quienes seguían conectados a la red financiera mundial incorporaban un problema más a la compleja ecuación europea. La primera potencia de la zona euro empieza a importar la recesión que ha impuesto a sus vecinos y que está castigando sobre todo a los países del sur.

"La ausencia de dinamismo de los pedidos en los últimos meses refleja la debilidad de nuestro entorno en Europa" explicaba a Bloomberg Bernd Hartmann, responsable de investigación en el VP Bank. "Mientras persista la incertidumbre acerca de cómo se desarrolla la crisis del euro, incluso una economía competitiva como la alemana sufrirá los efectos derivados de la debilidad de la demanda".

Es un lugar común, observar que no existen experimentos de laboratorio en ciencias sociales. No es cierto. El Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo y la Comisión Europea vienen haciendo prácticas desde hace tres años. Viene a cuento el caso de Italia, después de los de Grecia, Irlanda, Portugal y España, porque en el segundo trimestre su producto interior bruto se contrajo un 0,7% en términos intertrimestrales y un 2,5% en términos interanuales, lo que dobla la previsión del Gobierno para cumplir el objetivo de cerrar el año con un déficit público del 1,7% del PIB (y una tasa de paro récord 10,8%). La lectura es que la profundización de la recesión era previsible con la entrada en vigor de un ajuste de más de 20.000 millones basado principalmente en aumentos de impuestos. En un clima encendidamente italiano, Cofindustria no ha dudado en calificar de "carnicería social" un nuevo plan de ahorro a tres años en las administraciones públicas por valor de 26.000 millones y pronostica una recesión del 2,4% para este año.

Los datos son una lección de keynesianismo. La producción industrial cae un 8,2%. El consumo alrededor de un 1% mensual en el último trimestre, consecuencia lógica de una población que se aprieta el cinturón por la austeridad fiscal, el temor al paro y el paro y, en definitiva, la recesión. Sube la presión fiscal, sube el paro y baja el consumo. De hecho ayer, esta era la preocupación: que la recesión fabrique más recesión al disminuir los ingresos públicos y aumentar los gastos por un paro más alto y nuevos recortes fiscales e impuestos para reducir el déficit público. Un círculo vicioso. Bastante similar al que nos encontramos.

Leer más: http://www.lavanguardia.com/economia/20120808/54334576868/alemania-crisis-caida-pedidos-industriales.html#ixzz22wQlrBbW
Síguenos en: https://twitter.com/@LaVanguardia | https://facebook.com/LaVanguardia