Humor-Entrevista a Pablo Iglesias-

Entrevista a Pablo Iglesias - Mi mesa cojea

JOSE: Señor Iglesias. En primer lugar quiero felicitarle por los estupendos resultados obtenidos por su formación.

PABLO: ¡Insuficientes! ¡La casta sigue ahí! ¡Caro que podemos! ¡Sí se puede! ¡Sí se puede!

J: Cálmese, por favor, en esta cafetería me conocen.

P: Perdona, tron. Es que estoy un poco alterado por haber hecho Historia. Ahora tendré que meterme a mí mismo en el temario de la Complu, ¿qué te parece? Tendré que decir: “en 2014 surgió un visionario que puso al Sistema contra las cuerdas”. Y, claro, no me quedará más remedio que proyectar imágenes con mi cara. Será todo muy raro, pero, en fin, es el precio de la grandeza.

J: ¿Qué dice a quienes le acusan de egocéntrico?

P: Bueno, a Jesucristo le decían lo mismo.

J: ¿Se considera usted el elegido?

P: No soy yo quien debe decidir eso, sino lxs votantxs.

J: Bien, hábleme de las medidas que quiere impulsar Podemos en Europa.

P: Es muy sencillo, nosotrxs creemos que currar degrada a la persona. Y tener mucho dinero también. Es por eso que queremos establecer topes de curro y de dinero. ¿Qué sentido tiene que, por ejemplo, a Arturo Pérez Reverte no le den las horas, entre la RAE, los artículos y las novelas, y mi cuñado esté en casa tocándose los cojones desde 2008?

J: Pues…

P: Ya te lo digo yo: ninguno. No tiene ningún puto sentido. ¿Qué pasa, que mi cuñado es menos que Arturo Pérez-Reverte? ¿Tú crees que mi cuñado es menos que Arturo Pérez-Reverte?

J: No.

P: Exacto, no. ¡Mi cuñado es igual que Reverte, con los mismos derechos y el mismo todo! Lo que pasa es que este sistema ha sido diseñado por la casta para que algunos sean pobres para siempre. Y yo lo que digo es: Arturo, tú céntrate en el diccionario, y mi cuñado se hace un Alatriste o lo que sea. Luego se reparte el dinero, y santas pascuas. Esto puede parecer utópico, pero en Venezuela les funciona.

J: ¿Y usted cree que en Bruselas estarán receptivos con esta idea?

P: Bueno, los cambios de paradigma siempre son difíciles de asumir, sobre todo si quien los propone es arrebatadoramente atractivo.

J: ¿Representa usted al 15-M?

P: Verás, el 15-M es algo etéreo. Es como los primeros rayos de sol tras un largo invierno. Como la lluvia en el rostro de un preso tras años de cautiverio. Como cagar en tu propio váter tras dar la vuelta al mundo. Nadie puede erigirse en portavoz de algo así. Salvo yo, claro. De modo que la respuesta es sí, lo represento.

J: Bien, hablemos de su pelo.

P: Por supuesto.

J: Dígame, ¿cómo se lo cuida?

P: Bueno, no es fácil. La casta lleva décadas apostando por industrias sucias, lo que ha generado una enorme contaminación en los centros urbanos, particularmente en Madrid. Esto, como todo el mundo sabe, es terrible para las puntas. En general, me lo seco al aire y me doy acondicionador cada dos días.

J: ¿Cree, por tanto, que el apoyo de los grandes partidos a las industrias sucias es un plan para arruinar el cabello de los pobres?

P: En Podemos estamos convencidos de ello. Desde el siglo XIX, la casta ha pretendido tener un cabello mejor, más sedoso y cuidado que los trabajadores. Pero la gente normal ya está harta. El 15-M supuso un punto y aparte, cuando millones de ciudadanxs se echaron a la calle y le gritaron al poder: ¡se acabaron los privilegios capilares! Yo sueño con una Sudeuropa donde todos los ciudadanos tengan derecho a una melena tupida y brillante. Esto acaba de empezar. ¡Claro que podemos!

J: Señor Iglesias, muchas gracias.

P: De nada. ¿Quieres que te firme una foto?