"La maternidad es de las pocas cosas en la vida que supera las expectativas"

La llegada de un bebé supone un cambio radical para los futuros padres. Y más allá del terremoto vital, un recién nacido obliga a familiarizarse con objetos de lo más diverso como los imprescindibles pañales, el cochecito o los intercomunicadores, pero también introduce en un mundo de utensilios por descubrir. Esther Escapa, ingeniera de caminos que trabaja en el sector inmobiliario, (Alicante, 1972) vivió este momento y, con su primer embarazo empezó a confeccionar, con la ayuda de sus amigos, la lista de objetos imprescindibles para un bebé. Aquel documento -un excel- circuló por los e-mails de todas sus amistades hasta dar lugar a La lista del bebé (Cúpula).
- ¿Qué elemento de la lista es básico?
Además de los clásicos pañales y la cuna, la Apiretal. A mí me da mucha tranquilidad llevarla conmigo (risas).
- Si se tuviera que quedar con tres objetos ¿Cuáles serían?
La Apiretal, el factor de protección… Y también la mochila, porque te da un montón de autonomía además de que te hace sentir muy feliz llevar al niño enganchado al cuerpo. Y a partir de ahí, no se me ocurre ningún imprescindible, a parte de los pañales…
- En el libro cita también la agenda del bebé.
Sí y no es para que él anote los teléfonos de sus amigos del paritorio (risa). Durante el primer mes al niño se le hacen bastantes controles de peso, pasa a menudo por el pediatra… A mí me daba seguridad ir al pediatra con la información de cómo había comido el niño, la fiebre que había tenido, si había tenido mocos, si había hecho las tomas… Si lo haces con un cuaderno normal puedes confundir la información de los días, a mi me sucedió.
- ¿Qué objetos de la lista son prescindibles?
Un montón. Si dependiéramos de ellos qué sería la historia de la Humanidad. Realmente todos son prescindibles (risas). Pero, a la vez, todos te facilitan la vida. Yo los usé todos menos el móvil de la cuna y la bañera de viaje. El resto de objetos los tuve todos o porque me los regalaron o porque me los compré o alguien me los prestó.
- ¿El chupete es imprescindible?
Para mí fue un salvavidas. Tener el niño llorando, ponerle el chupete y que se calle me parece el paraíso. Pero hay mamás a las que les ha funcionado muy bien la lactancia y hay bebés que tienen otra dinámica y lo del chupete no lo echan de menos.
- ¿Hay alguno de estos objetos que descubrió, que no conocía y que nunca pensó que le sería tan útil?
Sí, el sacamocos (risa). Es un gran amigo ¡quién lo hubiera dicho! Yo me había quedado en la época del tipo pera, pero ahora el artilugio es bastante tecnología punta. Es como un aspirador que succiona los mocos. Es bastante asquerosote hasta que tu hijo está hecho polvo y no respira… Cualquier madre tiene un sacamocos en su casa.
- Con el mundo de los recién nacidos muy a menudo se cae en el consumismo ¿Hay que pensar que hay cosas que se pueden heredar?
Sin duda, hay que heredar todo lo que se pueda y ponerle sentido común. Nos creamos más necesidades de las reales y no hacemos ese ejercicio de hacer una batida entre los conocidos para intentar recopilar cosas. Pero cuando llega el segundo hijo ahí sí que lo reciclas todo y no compras nada. Lo que pasa es que cuando estás embarazada es como que todo el mundo está deseosísimo de darte información y eso te aturde un poco.
- ¿Vivió un momento así?
Me aturullé muchísimo con el carrito. Es carísimo y es un objeto al que todo el mundo le da mucha importancia. La gente lo ve como la gran decisión de la vida. Cuando estás embarazada es como uno de los temas estrella. A mí me lo regalaron pero hoy no me habría gastado tanto dinero en él porque al final el mejor día del carrito es cuando lo guardas en el trastero y te pasas a la silla de paraguas.
- ¿En esta lista del bebé no quedan un poco de lado los papás?
No. En mi caso, comparto al 100% la experiencia con mí marido. Es un tema que he vivido muy en pareja. Una vez que el niño ha nacido es una cosa mucho más compartida, pero durante el embarazo hay cosas que es más difícil compartir. Hay un rollo que es más emocional, que es más difícil compartir. Es uno de los momentos de la vida en que queda patente que somos diferentes. Por motivos obvios, se vive muy en primera persona. Luego, a muchos niveles la maternidad también es así porque emocionalmente no es la misma experiencia, especialmente en los primeros momentos.
- …
Pero tengo que decir que muchos amigos míos que han sido padres han leído el libro y se parten de la risa y se sienten igual de identificados que la madre.
- ¿En qué se han sentido identificados sus amigos?
Especialmente con las anécdotas que cuento. Por ejemplo, que una trona es un objeto que indefectiblemente está cubierto de vómito. Es de aquellas cosas que cuando te las compras tienes que ser consciente que van a estar cubiertas de vómito muchas veces y que los vas a tener que limpiar en muchas ocasiones.
- …
Con el termómetro digital también todos hemos vivido ese momento en que se lo pones al niño y marca 34 y piensas ¡Está hipotérmico! Te quedas pensando en si tienes un hijo o un lagarto (risas). No sé por que extraña razón la mitad de los termómetros digitales no funcionan... Mucha gente lee todo esto y se siente identificada.
- Usted fue madre por primera vez a los 37 años ¿Cree que se vive diferente la maternidad de más mayor?
No tengo relación con madres muy jóvenes para poder hacer la comparación, pero supongo que el punto de desconocimiento por el primer hijo es el mismo siempre… Pero todas las mujeres con las que he compartido mi experiencia coinciden en que en la vida todo es hacer y el embarazo es el no hacer. Estás mirando cómo te cambia el cuerpo y tu nivel de actuación es mínimo. Es una sensación de falta de control que no te es nada familiar… Y o manejas eso bien o te angustias.
- ¿Qué cosas inquietan a una primeriza?
A mí a parte de la salud, me preocupaba no estar preparada para hacerlo bien como madre. Luego te das cuenta que todo es mucho más fácil.
- ¿Qué es lo más importante a tener en cuenta cuando se está esperando un niño?
Que hay que prepararse para disfrutar. A menudo, demasiado a menudo, se vive con cierta angustia. La salud siempre preocupa cuando vas a ser madre y esa parte de la angustia es difícil que te la quite nadie hasta el parto porque quieres que tu bebé esté sano. Y cuando tienes el segundo tienes cero preocupación porque todo es mucho más fácil de lo que uno se pueda imaginar, por lo menos es lo que me sucedió a mí.
- Una vez nacido el niño uno de los episodios más angustiosos son los famosos cólicos ¿No?
Sí… En el libro hablo de algunos productos que a mí me funcionaron bien. De todas maneras es importante tener en cuenta que cuando tienes un bebé debes aceptar que va a llorar porque los primeros meses esa es su manera de comunicarse. Hay que convivir con el llanto del niño y no te puedes bloquear. Ni ejercicios pélvicos ni nada, el mejor ejercicio preparto es escribir en You Tube “llanto de niño”, te lo pones bien alto por toda la casa las últimas semanas antes del parto y te acostumbras a hacer pis, a coger el teléfono, a ducharte y a hacer la comida con el niño llorando, siempre asegurándote de que está bien, claro. El cólico es una cosa que no le puedes evitar a tu niño y hay que intentar desdramatizar la historia.
- ¿Cómo define la maternidad?
Es de las pocas cosas en la vida que verdaderamente supera tus expectativas. Por mucho que tú sepas que es lo mejor y que la gente te diga que es la leche, supera lo que te puedas imaginar. Es un subidón. A mis amigas les digo “¡No te quedes sin un hijo!”.


Leer más: http://www.lavanguardia.com/vida/20130212/54366605413/esther-escapa-maternidad-supera-expectativas.html#ixzz2KfcrMITI
Síguenos en: https://twitter.com/@LaVanguardia | https://facebook.com/LaVanguardia