Cuando son los padres quienes secuestran a sus propios hijos

Dos españolas recuperan a sus niñas, retenidas en Marruecos, en unas semanas
María del Mar Prades estuvo dos años sin saber prácticamente nada de ellas

El alivio de María del Mar Prades al recuperar este jueves a sus hijas tras dos años sin saber prácticamente nada de ellas le ha durado un suspiro. La familia paterna de Ana y Marta (nombres ficticios), de 8 y 10 años, las ha tenido retenidas en Marruecos. María del Mar pudo volver a abrazarlas tras una larga batalla legal.

Al llegar al aeropuerto de Barcelona este viernes, la sensación de libertad y satisfacción se esfumó en pocos minutos, los que tardaron los servicios sociales de la Generalitat de Cataluña en llevarse a las niñas sin explicación alguna y por la fuerza.

"Mar y las niñas están destrozadas", declaró a ELMUNDO.es una de las asistentes que acompañaban a la mujer. "Sobre todo las pequeñas, que en 48 horas han vivido dos separaciones traumáticas; primero de su abuela paterna y luego de su madre".

Según fuentes diplomáticas españolas en Marruecos, "probablemente existiese algún expediente de protección de menores al que se ha dado curso a destiempo". Las mismas fuentes, además, criticaron el modo en que ha actuado la Generalitat "al arrebatarle a las niñas nada más llegar al aeropuerto".

Las pequeñas fueron secuestradas en marzo de 2010 por su padre y su abuela. Otras dos niñas, de 2 y 3 años, también han vuelto a los brazos de su madre, Loli, -hace tres semanas- tras ser víctimas de otra sustracción inter parental durante siete meses.

Loli y María del Mar se lamentan de que el tiempo que duró el secuestro de sus pequeñas, han vagado por un laberinto de instituciones españolas y marroquíes para resolver los procesos a pesar de tener conocimiento del paradero de las niñas y familias paternas, de existir órdenes de busca y captura, la custodia materna de las pequeñas y la ratificación en mayo de 2011 del Convenio de la Haya de 1980 por parte de Marruecos, por el que se comprometen a colaborar en la restitución de los menores.

España lo firmó hace más de dos décadas y desde 2002 –tras la reforma del Código Penal- estos actos se consideran delito y pueden ser castigados con penas de cuatro años de cárcel.

"No me pude negar", afirma María del Mar cuando comienza el relato que le ha robado la vida estos últimos dos años. "La abuela paterna de mis niñas me decía que echaba de menos a sus nietas, y en febrero de 2010 se las dejé en Tánger unas semanas; ni se me pasó por la cabeza que me harían la jugada y se las quedarían retenidas".

Mar le firmó a la abuela un documento en árabe antes de marcharse. "No sabía cuál era su contenido, me engañó; pensaba que era sólo para que no le pusieran problemas mientras estuvieran las niñas en Tánger, pero en realidad era una cesión de la tutela y ya lo invalidaron", relata María del Mar.

Su ex marido (se casaron en 1996 y se divorciaron en 2009) y la madre de éste no se las devolvieron cuando fue a recogerlas. Desde entonces pocas han sido las noticias que ha tenido de las niñas. Las llamadas telefónicas recibidas desde Marruecos –casi siempre con número oculto- estaban cargadas de insultos, chantajes económicos y amenazas.

En un viaje de su ex pareja a Barcelona "le metieron en la cárcel por robo con intimidación y maltrato; y su madre se negaba a darme a mis hijas si no lo sacaba de prisión, pero yo no tengo las llaves de ninguna celda".

En octubre, su abogada de oficio en Marruecos le aconseja que se establezca unos 20 días en Tánger para denunciar el caso y recuperar a las pequeñas. En noviembre le dan la custodia y se emite una orden de busca y captura contra la abuela, pero la operación no llega a consumarse y María del Mar se queda encerrada en Tánger siete meses sin recursos económicos.

"El Consulado de Tánger me ha pagado ahora el billete para venir hasta aquí y recoger a mis niñas, y lo agradezco, pero entonces eché de menos más asistencia".

Cansada de tanto esperar, María del Mar pide ayuda hace unos días a la Asociación de Amistad del Pueblo Marroquí (Itran), con experiencia en la mediación en este tipo de conflictos, que financió el viaje de vuelta a Barcelona, donde María del Mar ha esperado unos días la liberación de sus hijas. Ahora confía en que en su trabajo, "hacía sustituciones en Correos", no la despidan. "Me fui para 20 días y he tardado en regresar siete meses; cuando me quedé sin mis hijas el tiempo se detuvo".
http://www.elmundo.es/elmundo/2012/04/13/espana/1334341927.html