"He dormido con muchas vírgenes góticas"

Cuántos golpes ha dado?
Unos 600 asaltos a museos, coleccionistas, anticuarios, ermitas, iglesias...

¿Dónde?
Por España y toda Europa.

¿Cuántas obras de arte se ha llevado?
Más de 6.000 obras: retablos, tallas, tapices, cuadros, orfebrería, libros...

Por valor de...
¡Miles de millones de euros! Algunas piezas tenían un incalculable valor.

¿Qué pieza cotizó mejor?
Vendí el retablo de Aralar (Navarra) por cien millones de pesetas de 1976.

¿Quién se lo quedó?
Un millonario coleccionista mexicano. He robado siempre por encargo de coleccionistas encaprichados.

¿Ha sido el mayor ladrón del siglo XX?
Demostrado. Lo certifica la policía.

¿Por qué se vino a España?
Hay muchísimo arte sacro, y el clero español, en los años setenta, lo vendía a bajo precio.

¿Los curas le vendían lo de sus iglesias?
Así es. Robé pocas iglesias: no hacía falta.

Es una acusación grave.
El Vaticano quiso desprenderse del exceso de santos en las iglesias católicas: un modo era vender tallas y cuadros... y fingir robos.

¿Y por qué se los vendían a usted?
Yo tenía competidores, pero pagaba mejor. Además, yo garantizaba su salida al extranjero, evitando el escándalo de ver las piezas en la tienda de antigüedades de la esquina.

¿Cuánto pagaba?
Una pista: pagué 50.000 pesetas a un párroco por una pieza de su iglesia... que luego revendí por 400.000 francos belgas.

Recuérdeme alguna otra transacción.
Otro cura, en Tortosa, me facilitó el robo de un retablo de una ermita privada: lo vendí por once millones de pesetas.

Cuénteme algún robo espectacular.
Asalté el monasterio de Yuste, donde murió el emperador Carlos V: me lo llevé todo, espadas..., ¡incluido un Bosco! Ah, de paso retocé con mi novia en el lecho del emperador.

No.
Sí. Mi vida ha sido emocionante, lo he pasado muy bien. La vida legal es tan aburrida...

¿Desde cuándo lleva vida legal?
En 1982 me dejé detener en Barcelona para negociar con el fiscal y quedar limpio.

¿Y funcionó?
El jefe de policía, De la Puente, me torturó. No canté. Mis hombres, fuera, quemaron la silla de San Ramón, del siglo XII (robada en el monasterio de Roda de Isábena), y le enviaron las cenizas al ministro de Cultura...

¿Reaccionó el Estado español?
Se perdió ocasión de recuperar más piezas... Pero sí, al final pudimos negociar: colaboré en la recuperación de mil piezas artísticas... ¡y quedé en libertad a los 36 meses!

¿No se arrepiente hoy de sus robos?
No. ¡He disfrutado tanto! Robar dinero no tiene encanto, pero arte... ¡Me enamoraba de cada obra de arte que robaba! Me las hubiese quedado todas, ¡eran maravillas!

¿Le dolía venderlas?
He dormido con muchas vírgenes góticas, tallas preciosas, que disfrutaba a solas mientras podía, antes de entregarlas.

Pero robar... ya sabe: está mal.
¡Pero si todos los grandes museos son hijos del latrocinio! Prado, Louvre, British, Pérgamo... ¿Sabe que Franco se quedó piezas del pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago? ¡Aún las posee su familia! Mire: gracias a mis robos, se salvó mucho arte.

¿De qué se salvaron esas obras?
Muchas piezas estaban a punto de ser devoradas por xilófagos: mejor están en colecciones bien cuidadas que en ciertos templos destartalados. ¡Cuánta incuria en España!

¿No está siendo un poco cínico?
¡No! Visité hace un mes Paredes de Nava (Palencia), por ver un bello retablo que en su día robé y que ayudé a devolver: ¡la carcoma está pulverizándolo! ¡Es indignante!

Me dolió que saqueara la arciprestal de Morella, ciudad de mis ancestros...
Sí, recuerdo un óleo de Sassoferrato, una bula y otras piezas de Benedicto XIII, el papa Luna, ¡magníficas!, un báculo de esmalte de Limoges del siglo XII... Un robo fabuloso.

¿Y qué ha sido de aquel tesoro?
¡Primera vez que me preguntan por eso! Desastre de país... Se recuperaron algunas.

¿Qué robo fue el más dificultoso?
El del museo de Vilanova i la Geltrú, porque la salida era difícil: a un lado, cuartel de Policía; al otro, Guardia Civil; por otro, estación de tren con gente todo el tiempo... Pero salió bien: 30 cuadros, un barco de marfil...

¿Qué pieza querría haber conservado?
Un peine de marfil del siglo X, del monasterio de Roda de Isábena, con dibujos egipcios. Una preciosa rareza.

¿Se ha quedado algo para su goce?
Alguna cosita, sí...

¿Qué le parece la Gioconda hallada y restaurada en el Museo del Prado?
Mucho mejor que la del Louvre por todos los conceptos: dibujo, pincelada, fondo... Es que, encima, la del Louvre ¡es falsa!

¡Qué dice!
La auténtica fue robada en 1911. ¡La policía sospechó del joven Picasso...! El ladrón anónimo devolvió el cuadro..., ¡falsificado!

Entonces... ¿dónde está el auténtico?
Lo goza en la intimidad la familia italiana Medinaceli, descendiente de la familia de La Gioconda, millonarios con ese caprichito.

¿Añora sus años de ladrón de película?
Siempre he sido feliz..., pero aquella vida era fabulosa de verdad.


Por amor al arte
"Yo no he nacido para trabajar", me confiesa René-Alphonse-Ghislain van den Berghe, más conocido como Erik el Belga. Resulta ser un hombre encantador, además de muy erudito en arte sacro europeo. Su abuelo le enseñó a apreciar el gótico y el románico; su madre le enseñó pintura, y su padre, a cazar, usar armas y amar los libros antiguos. De su celo como anticuario y de los caprichos de adinerados clientes nacerá una carrera criminal en la que hubo hasta tiroteos: una bala policial no le mató porque la interceptó una talla de una virgen gótica. Así arranca Por amor al arte (Planeta), fascinante autobiografía de un tipo único de novelesca vida. Hoy pinta vírgenes y santos, y su firma se cotiza.

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Estoy leyendo EL SALON AMBAR de Matilde Asensi y es del mismo tema pero la ladrona es una chica.

Me cae bien este hombre

Te gustan los malotes,reconoce la evidencia