La madre del niño de la maleta tenía un segundo novio esperandola en Barcelona

La madre que mató a su hijo en Menorca y luego lo metió en una maleta tenía dos novios. Mónica Juanatey dijo que ahogó a su hijo en la bañera para que no se enterara el hombre con el que vivía en Mahón, pero desde hacía seis meses ya tenía una relación secreta y paralela con otro chico de Cataluña, con el que planeaba ir a vivir.

Al catalán, igual que hizo en su día con el menorquín, lo conoció en Internet. Desde la distancia, Mónica mantenía una estrecha relación con ese nuevo novio, que incluso ya buscaba una piso en Barcelona donde ir a vivir juntos.

A él le habló de su hijo y le contó que había muerto en un accidente de tráfico. Le decía que se sentía culpable, pues el conductor del coche era el padre del niño, un hombre alcohólico al que nunca debió dejar manejar el vehículo, según contaba en secreto la propia Juanatey, que siempre le aseguró que el chico con el que vivía en Menorca era tan sólo su compañero de piso.

Pero su detención rompió todas sus mentiras. Tras ser arrestada, el novio catalán llamó a la parricida dos veces. Pero no estaba en casa, ya había sido detenida por la Policía aunque la noticia aún no había sido publicada por la prensa. En esas dos ocasiones, ambos novios hablaron sin saber que los dos se consideraban la auténtica pareja de Juanatey.

Pasaron los días y, con el arresto ya en todos los medios de comunicación, el novio catalán se extrañó de las iniciales de la presunta madre asesina: M.J.F., en Mahón. Coincidían con las de la mujer con la iba a compartir su vida. Y volvió a llamarla. El menorquín volvió a descolgar el teléfono, pero esta vez preguntó quién quería hablar con Mónica: "Su novio". "¿Su novio?, pero si su novio soy yo", dijo. Y otro de los castillos de arena de Mónica Juanatey empezó ahí a derrumbarse.

A raíz de descubrir que su novia estaba detenida por el asesinato de su hijo, el novio catalán entregó a los Mossos d'Escuadra todos los mensajes que habían intercambiado por Internet vía Messenger durante el último medio año.

Se sintió 'agobiada'

La parricida permanece en la prisión de Palma imputada por un delito de homicidio doloso y ha reconocido que ahogó a su hijo de ocho años en la bañera porque se sintió "agobiada" cuando los abuelos se lo mandaron días antes desde Galicia, ya que había ocultado su existencia a su actual pareja (el novio menorquín).

Según el relato de la Policía, a sangre fría y "en caliente", la madre sumergió a su hijo en la bañera de casa, metió su cadáver en la maleta y la abandonó en el campo. Cuando su novio regresó a casa, Mónica le dijo que su "sobrino" (como así le identificaba) había regresado a Galicia e hizo desde entonces "una vida normal".

Mónica fingió que el niño estaba vivo e incluso que hizo la comunión en noviembre de 2008. El nombre casi borrado de César (con la "a" ilegible) y las siglas J.F. en su estuche escolar y la edición del cómic número 28 de Naruto hallados en la maleta guiaron las pesquisas policiales hasta la identidad del menor, cuyo DNI no había sido renovado en Noia (A Coruña), donde había vivido con sus abuelos hasta que, días antes de morir, le enviaron para que viviera con su madre.

Mónica había tenido a César de soltera y en un principio convivió con el padre del menor, pero las relaciones se deterioraron y se marchó con el niño a vivir a casa de sus padres en Noia (A Coruña). De hecho, el niño estuvo escolarizado en el municipio coruñés desde el año 2003 hasta el curso 2007-2008.

En 2007 Mónica conoció a su actual novio (menorquín) a través de Internet (un "cibernovio" según la policía, igual que el chico catalán) y decidió irse a vivir con él a su lugar de residencia, en Mahón (Menorca).

La madre dejó entonces al niño en casa de los abuelos porque al parecer no se quería hacer cargo de él en su nueva vida en Mahón, donde había ocultado su existencia.

Tras unos meses, los padres de Mónica le dijeron que se tenía que llevar al niño y se lo enviaron en avión a Menorca el 1 de julio de 2008.

Le dijo que le llamara tía

A su llegada a la isla, la madre le dijo a su hijo que le llamara tía y que ella diría que el pequeño era su sobrino, según informaron fuentes policiales.

Mónica nunca le había dicho a su novio menorquín que tenía un hijo. De hecho, le dijo que se trataba de su sobrino y que iba a pasar con ellos sólo diez días.Pasado este tiempo, Mónica le dijo a su pareja al regresar del trabajo que César ya se había ido.

Se supone que la detenida ahogó a su hijo el mismo 10 de julio, metió su cadáver y pertenencias en una maleta roja de 80 centímetros de largo por 60 de ancho y la abandonó en una zona de monte bajo, muy poco transitada, situada en Binidalí, en la costa sur del municipio de Mahón.

Durante dos años, nadie echó de menos al menor. Los abuelos seguían mandándole regalos a Mahón y ninguno le fue devuelto. Ahora han volado a la isla para hacerse cargo de los restos de su nieto para enterrarlos en Noia.

Pobre criatura.....

parece el guion de una pelicula....ojala y no pueda vivir con su conciencia el resto de su vida....

Pues si.No se entiende como puede haber personajes tan egoistas.Capaces de todo por satisfacerse a si mismos.Hasta de matar a un hijo.

Maybe escribió:parece el guion de una pelicula....ojala y no pueda vivir con su conciencia el resto de su vida....

Creo que esta mujer no tiene cargos de conciencia, a la vista está que continuó con su vida como si nada hasta que apareció el cadáver del niño, increible!

gente así no merece ni nacer...