El peor restaurante del mundo

Uno de los aspectos más estudiados en cualquier escuela de márketing y negocios es la calidad. Se define como la percepción que tiene el consumidor sobre un producto o servicio y por tanto, en un principio, puede resultar un concepto eminentemente subjetivo.

Sin embargo, muchos eruditos en la materia no dudan en afirmar que la calidad debe y puede objetivizarse y para ello es necesario relacionarla con otro concepto cuantificable como es el precio. De esta manera, un producto o servicio puede ser de precio alto, pero tener una excelente calidad porque sus condiciones de uso son superiores a las que el cliente espera recibir por ese precio. De igual modo, un producto de precio bajo, no siempre es sinónimo de baja calidad y puede llegar a sorprendernos.

Conviene hacer estas matizaciones para entrar de lleno en la historia que recuperamos hoy de la red gracias al agregador de noticias Menéame. Se trata de una afilada reseña firmada por Adrian Anthony Gill en la prestigiosa revista Vanity Fair sobre L'Ami Louis, un establecimiento parisino, muy popular entre americanos e ingleses, en el que almorzó y pagó una cuenta de 290 euros. Su percepción de calidad no fue precisamente la mejor: acabó calificándolo como «el peor restaurante del mundo».

Quizá el origen escocés de este crítico gastronómico, explique en parte la especial acidez con la que comienza su texto: «Desde Bill Clinton hasta Woody Allen, parece que todos los americanos (o británicos) que visitan París, tienen una cuenta cara en este lugar favorito».

Entre las lindezas que el autor dedica al restaurante en su prolífica crónica, encontramos algunas como:

- «Te da la sensación de ir en un ferrocarril de segunda clase en los Balcanes. Está pintado en un brillante y angustioso marrón estiércol. Al fondo del comedor está la pequeña cocina y el bar, aún más pequeño, donde se esconden los camareros como extras de una versión gala de Los Soprano».

- «La bodega está detrás de los lavabos, en una cripta que huele a vertido fétido de vejiga».

- «En todos los años que llevo comiendo de forma profesional, nunca, nunca, un camarero se había compadecido de mí porque no me habían servido».

- «Los riñones en brocheta se habían fundido hasta formar una especie de ladrillo renal».

- «El hígado se deshace bajo el cuchillo como si fuera masilla de plomero y sabe ligeramente a mantequilla con aroma intestinal o al resultado de una liposucción».

- «Veinte minutos después, probablemente por sus propios medios, llegan los caracoles». «Veinte minutos después, nos quitan los platos». «Veinte minutos después, llegan los platos principales, o más bien, el de mi acompañante: una chuleta demasiado hecha por un lado y demasiado poco por el otro», por lo que ella «no sabe de qué lado quejarse».

- «El aperitivo de foie-gras costaba 58 euros; una copa de vino de la casa, 13,5 euros. Y la cuenta final para dos personas, 290 euros. No es la comida más cara de París, pero en términos de calidad, servicio, atmósfera y todo el valor de lo que se come en general, está muy lejos del peor lado de la escalera».

Dicho todo esto, parece que no es el sitio más indicado para encontrar las «bes» sagradas que buscamos los turistas que llegan a una ciudad. Ni bueno, ni bonito, ni barato.

este tipo me parece un snob,así de entrada.

Que comer en París es caro lo sabe todo el mundo,mi marido y yo nos íbamos fijando en las cartas y menús de degustación que ofrecían y eran realmente intocables. Efectivamente y como bien apunta este señor oscilaban entre los 95-150€ por persona(los que vimos nosotros).


Que las quejas provengan del servicio si tan pésimo era se soluciona llamando al jefe de sala.

En cuanto a la infraestructura del restaurante no se puede hacer nada,y pa gustos los colores.


Es muy fácil poner una crítica y que la lea todo el mundo,pero a veces hay que ser más objetivos,algo que a tí te parece pésimo y a mí me puede gustar,lo que este señor encuentra " bodega detrás de los lavavos,cripta con fétido...." a otro le puede parecer un lugar con encanto.

O eso,o es que resulta que todos los americanos y británicos son idiotas,no les gusta comer bien y sí que les toquen la cartera. Anda ya.


Yo soy la dueña del restaurante en cuestión y lo que hizo el de Santoña y la de el otro que debatimos(que ahora no recuerdo) iba a ser una broma.

Bueno,lo que esta claro es que para 290eu dos personas no comieron bien.
Es en esencia lo que dice la critica.Que se sea propietario de un restaurante no es panacea de nada,los hay que ofrecen calidad servicio y los hay que dan bazofia a precio de oro.Si los empresarios tienen el derecho de admision en sus locales los clientes tienen el derecho a la critica.

Se puede poner un letrero en la puerta de lo que se quiera(no compartir menus o no dejar entrar a niños sin vacuna) pero tambien un cliente que paga un plato puede opinar si es o no comestible.O si la decoracion no le gusta o si hay malos olores en el local,o si les importa,o no, esperar cuarenta minutos entre plato y plato.

Muchas,muchas veces hemos ido a restaurantes donde hemos pagado mas de doscientos euros (cuatro personas) comiendo a la carta y ha sido dinero tirado.Hemos comido fatal.Cuando estas en zona donde conoces es mas facil,hay sitios a los que ya ni vas pero cuando sales de vacaciones es un poco a la aventura.Una referencia puede ser el restaurantes que esta el parking lleno de coches y el que esta vacio.Tambien preguntando a la gente del lugar.el boca a boca es lo mas adecuado.Cuando no se encuentra nada interesante a la pizzeria.

Claro Jewel, el preguntar a los de la zona es lo mejor,nosotros siempre lo hemos hecho donde quiera que vayamos.

Y tienes mucha razón cuando comentas lo de que a veces te sientas a comer,te lo cobran como si fuera algo tremendo y resulta que cuando te levantas de la mesa tienes la sensación de "pues vaya,no era para tanto".

Tampoco entiendo que para comer haga falta tanto rollo,no sé si me explico,se trata de comer y de comer bien,y eso para mi entender no pasa necesariamente por una cuenta abultada.

Nunca entenderé lo que llaman "cocina de autor" o innovadora, con aromas,humitos, y que en resumidas cuentas no comes ná de ná.

Eso mismo, te gastas un pastón y sales con hambre del restaurante.

Pues a mi solo de leerlo me ha dado un asquito ... Yo no soy muy partidria de la nouvelle cuisine, ahora bien si creo qeue debe de haber una relacion calidad precio. Si salgo con hambre por muy de diseny que sea me voy de un butano que para que, pero si voy a un sitio de menu del dia y me ponen el lomo que sabe a fecha de caducidad de hace unos dias tambien. Simplemente elijo cuanto me quiero gastar (si puedo, que no estamos para leches) y en funcion de ello exijo.