Condenado a 20 años de prisión el joven que mató de una paliza a un funcionario de hasienda

La Audiencia Provincial de Alicante ha impuesto veinte años y ocho meses de cárcel al joven que, en noviembre de 2008, mató de una brutal paliza a un subinspector de hxxxxxxxx cuando éste se dirigía a trabajar, con el fin de robarle.

La sentencia de la sección tercera de la Audiencia, condena a Ricardo G.G. (Ávila, 1989) a 17 años y 3 meses por "la brutalidad y sinrazón" del asesinato, del que no ha habido "el menor signo de arrepentimiento".

Además, le suman 3 años y 5 meses por el robo, y también a que indemnice con 211.000 euros a la viuda y en 88.000 más a la hija de la pareja, que cuando ocurrió el crimen contaba sólo unos meses de vida.

La brutal paliza, que conmocionó a la ciudad de Alicante, ocurrió sobre las 7 horas del 26 de noviembre de 2008 en el paseo de la playa del Postiguet cuando la víctima, Francisco José A.C., que tenía 43 años, se dirigía como todas las mañanas a trabajar.

"Con el propósito de arrebatarle lo que de valor portara", el condenado siguió a pie al subinspector de hxxxxxxxx y a la altura de la pasarela que cruza desde la calle Virgen del Socorro a la playa y "de manera inesperada", le atacó por la espalda con un golpe.

La víctima cayó al suelo y entonces se inició "una brutal agresión" con puños y patadas tanto en la cabeza como en el torso para, una vez que la víctima perdió el sentido, robarle la cartera y emprender la huida.

Un testigo avisó a los servicios de urgencias y Francisco José A.C. ingresó en el Hospital General con traumatismo craneoencefálico y torácico, debido a los golpes en la cara, cuello, cráneo, hombro y brazo izquierdo y zona lumbar, lo que causó un gran edema cerebral, entre otras dolencias, todo lo cual le causó la muerte al día siguiente.

La paliza fue de tal envergadura que, incluso, el agresor tuvo que acudir a un centro médico 24 horas después del crimen por las lesiones que se había provocado en un pie.

Alevosía pero no ensañamiento

Tras la agresión, Ricardo G.G. fue a su casa, propiedad del también procesado José Manuel G.G., pareja sentimental del anterior y que ha sido absuelto del delito que se le atribuía de encubrimiento.

La versión dada por el procesado en el juicio sobre que el subinspector de hxxxxxxxx había iniciado la discusión llamándole "niñato", "hijo de pxxxx" y "maricón" no es creíble por el relato de un testigo y la propia declaración de Ricardo G.G. en el momento en que fue detenido por la policía y durante la instrucción.

Se estima que en la acción hubo alevosía por atacar por sorpresa y sin capacidad de defensa a la víctima, aunque se rechaza que hubiera ensañamiento porque la paliza parece que tenía como objetivo asegurar el robo pero no aumentar el dolor del agredido.

Pese a que el acusado sostuvo que no robó ninguna pertenencia, en los fundamentos jurídicos también se verifica que el objetivo de la acción fue la sustracción, como lo demuestra que la cartera fue hallada en un sitio oculto en la vivienda de Ricardo G.G.

El tribunal también descarta como atenuante la petición de la defensa de una supuesta drogadicción, ya que considera que "no hay ningún dato" que permita sostener que esa noche hubiera un consumo de estupefacientes.

En cuanto a la exoneración de responsabilidad penal de la pareja sentimental del condenado, José Manuel G.G., el tribunal entiende que no se puede probar que conociera de antemano el crimen, que le ayudara a lavar las ropas manchadas de sangre y que le auxiliara a esconder la cartera robada.

Esto es así porque este hombre ha indicado que Ricardo G.G. solía llegar a casa tras peleas callejeras, de las que llegaba a alardear, y porque el propio condenado afirmó en la vista oral que solía practicar boxeo con un amigo en la calle.