El príncipe Alberto II de Mónaco abandonará su soltería

MÓNACO — El príncipe Alberto II de Mónaco, 52 años, dejará de ser uno de los últimos solteros de oro de la realeza europea, pues este miércoles anunció su compromiso con la joven nadadora sudafricana Charlene Wittstock, aunque de momento se desconoce la fecha de la boda.

"El Palacio principesco de Monaco anuncia el compromiso de su alteza el príncipe Alberto II de Mónaco con la señorita Charlene Wittstock", indicó ese escueto comunicado enviado a la AFP.

El lacónico comunicado difundido este miércoles puso fin, sin embargo, a años de suspense, rumores y desmentidos en torno a la relación del príncipe con la nadadora.

El compromiso tuvo lugar de manera "muy confidencial, muy familiar", indicó una fuente cercana al príncipe que pidió el anonimato.

La identidad de los invitados no fue dada a conocer ni menos aún la fecha de la boda.

El soberano monegasco, nacido el 14 de marzo de 1958, es hijo del príncipe Rainiero III, fallecido el 12 de julio de 2005, y de la princesa y actriz Grace Kelly, fallecida en un accidente de tráfico el 14 de septiembre de 1982.

Desde hace cinco años, el príncipe Alberto dirige las riendas del Principado, que tiene unos de los ingresos per cápita más elevados de Europa (50.000 euros) y que cada año recibe a cinco millones de visitantes.

La sudafricana Charlene Wittstock, de 32 años, nacida el 25 de enero de 1978 en Bulawayo (Zimbabue), era maestra antes de llegar a Mónaco. Fue campeona de natación de la Commonwealth.

El príncipe y la nadadora aparecieron tomados del brazo por primera vez en los Juegos Olímpicos de Turín, en 2006. Antes, se les había visto juntos en público a eventos deportivos y culturales o en el Baile de la Rosa, que cada año inaugura la temporada monegasca y recauda fondos para la Fundación Princesa Grace, dedicada a los niños hospitalizados.

Pero la presencia de la joven sudafricana junto al príncipe Alberto durante el casamiento de la princesa de Suecia, el pasado sábado, fue, para los observadores, una "forma de oficializar" la relación.

"Es una hermosa historia de amor que desde hace cuatro años se inscribe en la vida del principado, y que ha sido oficializada hoy, en el momento elegido por el príncipe", comentó una fuente cercana a palacio.

Como deportista, la rubia Charlene atrajo las miradas en los 90, antes de vestir los colores sudafricanos en los Juegos Olímpicos de Sídney en 2000. Dos años después, alcanzó el apogeo deportivo, cuando se alzó con tres medallas de oro en la Copa del Mundo, en 50 y 100 metros crol y en el relevo 4x100m.

El príncipe Alberto, un enamorado del deporte, ha participado en cinco Juegos Olímpicos como miembro del equipo nacional de bobsleigh. El soberano monegasco es miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) desde 1985 y presidente del Comité Olímpico de Mónaco.

El príncipe Alberto, que preside una fundación dedicada a la defensa del medioambiente, efectuó por ejemplo una extensa expedición a la Antártida, siguiendo los pasos de su abuelo, el príncipe Alberto I, que hace 100 años fue una de las primeras figuras internacionales que navegó hacia el Ártico.

Meses atrás, el príncipe Alberto y su novia acordaron una sesión de fotos privada a la revista francesa Point de vue donde aparece la vida de las monarquías europeas y que los observadores de las familias reales interpretaron como un pre-anuncio oficial de un futuro compromiso.

Tras el anuncio de este miércoles, la pregunta que empieza a animar a los seguidores de las familias reales europeas es si la boda del príncipe Alberto será tan fastuosa como la de sus padres, en 1956, que siguieron de cerca 1.800 periodistas del mundo entero.

Ya le tocaba...

Después de que la Casa Real monegasca anunciara ayer miércoles la próxima boda de Alberto de Mónaco, el príncipe dio una entrevista exclusiva al periódico francés Nice Matin, en la que anuncia, sin más detalles, que la celebración del enlace se llevará a cabo el verano de 2011 y que se encuentra "feliz" tras haberse comprometido con su novia, la ex nadadora sudafricana Charlene Wittstock.



"Sé que la población monegasca estaba esperando este momento. Hoy, quiero compartir con ellos mi felicidad", ha dicho el príncipe, que al ser preguntado por la personalidad de su novia, la ha descrito como "construida sobre la base de los valores del deporte".

"Deseo que Charlene, que ama Mónaco y que ya lo conoce bastante bien, entienda todas las particularidades de la vida de mi país para integrarse completamente. También deseo que la población monegasca la reciba con benevolencia y que aprecien su cultura y la nueva visión que ella puede aportar", ha declarado el sucesor de Rainiero.

De 52 años, Alberto de Mónaco conoció a su prometida, 20 años menor que él, en 2000, durante una competición de natación que se celebró en el pequeño Estado mediterráneo, aunque la relación no se hizo oficialmente pública hasta 2006, después de que el príncipe hubiera reconocido sus dos paternidades.

oño....no sabía que se llevaran 20 años... la verdad que es guapísima eh?

A mi me gustaba mas Tasha de Vasconcelos Tasha de Vasconcelos nació en Beira, en Mozambique, la hija del ingeniero, Fernando João de Vasconcelos Mota e Cunha, un descendiente del rey Alfonso III de León, miembro de una de las más antiguas familias de Portugal, y su madre británica, Jacqueline, un descendiente de un Rey de Escocia del siglo XI, y de una familia del norte de Francia.

Ya hay fecha de boda El príncipe Alberto II de Mónaco y su prometida, la ex nadadora sudafricana Charlene Wittstock, se casarán el sábado, 9 de julio de 2011, anunció hoy la casa real del Principado en un escueto comunicado.

Ese día se celebrará el enlace religioso y la víspera, el 8 de julio, tendrá lugar el matrimonio civil en el palacio real monegasco, añade la nota.

El príncipe heredero de Mónaco, de 52 años, anunció su boda con Charlene Wittstock, de 32 años, el pasado 23 de junio, tras una relación de varios años.

El hijo del príncipe Rainiero y de Gracia de Mónaco y la ex nadadora asistieron por primera vez a un acto juntos durante la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Invierno en Turín en 2006. EFE

Ya han empezado las odiosas comparaciones y claro sale perdiendo ...