PINIBLÚ escribe la novela del foro!!!!!

madre mia ke vicio tenemos de este post jajja

Ethan tomó un taxi en dirección al aeropuerto. Se relajó sobre el asiento forrado e intentó poner un poco de orden en sus pensamientos. Lo único que tenía claro es que se estaba metiendo en un terreno peligroso, muy peligroso.

Pero desde que dejó la policía había sido así, iba dando tumbos aquí y allá, aceptando trabajos tan dispares como fotografiar a una mujer casada en actitud cariñosa con su amante o pasar por la frontera un alijo de coca. Desde luego que no era un santo, pero toda su vida había sido policía y no sabía hacer otra cosa. Y de algo tenía que vivir...

Pero sin duda, lo que más le inquietaba era la presencia del joven italiano de la cafetería. Eso sólo podía significar que Alessandro Ocelli le seguía los pasos también. ¿Pero por qué? Ya había expiado sus culpas divorciándose de su amada hija, un precio demasiado alto el que había tenido que pagar. Sólo se le ocurría que el viejo Sandro estuviera metido en algún asunto turbio y requiriera su ayuda, más valía lo malo conocido...

Y por otro lado estaba Glam, una mezcla explosiva de belleza y maldad. Si el trabajo se lo hubiera ofrecido otra persona, no hubiera aceptado jamás. Demasiado peligroso, una osadía de la que no se podría salir indemne hubiera argumentado. Pero ante Glam, cualquier amago de protesta era inmediantamente sofocado por su mirada seductora. Sus ojos color miel se posaban fijamente en los de su interlocutor con gesto dulce al principio, tendiendo progresivamente a ser una mirada dura, inquisidora y temible. Ante eso no quedaba más que agachar la mirada y aceptar lo inaceptable. Y Ethan no fue una excepción, incluso ante una idea tan descabellada como la de asesinar a Edward G. Blanchard, uno de los personajes más singulares y apreciados en Nueva York. Pero la atracción que sentía por esa mujer, unido a su precaria condición no dejaban margen para el raciocinio.

Llegaron al aeropuerto, Ethan pagó al taxista y se apeó sin esperar al cambio. Entró en la terminal y se dirigió a la taquilla. Pidió billete para el primer avión a Nueva York, afortunadamente salía en una hora y media. Compró el billete y se dirigió hacia el embarque. Justo en ese momento reparó en que su aspecto físico era manifiestamente mejorable: la barba de varios días, las ojeras y la ropa embarrada y polvorienta hacían de él la típica persona a la que no pedirías la hora.

Con una mueca de desaprobación, pasó el control de seguridad y accedió al embarque.

:@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@:

no nos puedes dejar asiiiiiiiiiii, estoy hipermegaenganchada a tu novela

tranquila , que seguro que no nos deja asi!!

Piiiiiinnnniiiii deja la onagra que no hace naaaaadaaa y vente pa acaaaa!!!!! :hdkdis432: :hdkdis432:

Sonaba típico, pero el cigarrillo que se fumaba lentamente después de acostarse con Joanie era el mejor del día. Ella aún permanecía en la cama, con su blanca piel asomando entre las sábanas, su pelo negro alborotado y despidiendo el olor que a Ed le pareció el de una hembra satisfecha. Joanie tenía la mezcla perfecta de osadía y timidez, casi le habría parecido una virgen inexplorada si no hubiera sido ella la que le deslizó por primera vez su pie desnudo por debajo de la mesa de su despacho en mitad de una reunión en la casa de subastas. Desde entonces mantenían relaciones casi a diario, como quien apunta en la agenda un desayuno de trabajo.

El sonido de su teléfono móvil le obligó a dejar de mirar cómo Joanie se retocaba el maquillaje. Con desgana se dirigió hacia donde había dejado su chaqueta y extrajo su diminuto modelo de última generación. Su gesto cambió al ver quién le llamaba. Jake Iha, un neoyorkino de origen asiático de tan sólo treinta y tantos años, pero que conocía a la perfección quién era quién en el complicado ajedrez del mundo del arte. Hacía ya años que actuaba como su informador y confidente, y era precisamente a él a quien le debía algunas de las más importantes operaciones que la casa Blanchard's había conseguido firmar. Sus llamadas eran escasas, pero siempre cruciales, y a través de una línea protegida.

- Ed.- Iha ni siquiera espero a que contestara en cuanto le oyó descolgar.- Se confirma que Sotheby's saca el mes que viene los Van Eyck y algunos flamencos más. Me los están ofreciendo.

Blanchard hizo un gran esfuerzo porque su cara no revelara emoción alguna ante lo que estaba oyendo. Se trataba de algo que llevaba esperando muchos meses, desde que recibió el soplo de que podrían salir al mercado ocho de las numerosas tablas sin firma que se le atribuían al pintor flamenco, pero que no pertenecían a ningún museo ya que era extremadamente difícil probar su autenticidad. Joanie no estaba en absoluto al tanto de estas maniobras y jamás debía estarlo. Permaneció en silencio el resto de su conversación con Iha, asintiendo únicamente con murmullos. Las únicas palabras que pronunció antes de colgar fueron: "De acuerdo".

Cuando se volvió de nuevo hacia la cama, Joanie estaba ya casi completamente vestida y se ajustaba cuidadosamente los Manolo Blahnik que el propio Ed le había regalado la semana anterior por su cumpleaños.

- Nos veremos en el despacho.- dijo antes de salir apresuradamente de la habitación.

En condiciones normales, Ed le habría insistido para que comiera con él, pero en aquel momento estaba demasiado absorto en sus propios pensamientos para decir poco más que un "hasta luego" distraído, ni advertir la prisa de Joanie.

Pasaban exactamente dos minutos de las dos de la tarde, y cuando Joanie encendió su teléfono móvil en el ascensor del hotel, comprobó que ya había recibido tres llamadas de un mismo número: el de Glam.

:@#@: :@#@: :@#@:

Esa es mi pinni

q joanie tiene unos manolos???????????????????????????????????????????? si hombreeeeeeee!!!!!!!!!!! y yo queeeeeeeee

pini, tienes q escribir mas capitulos por dia, pq me encanta leerte!!!

Joanie bajó al vestíbulo del hotel buscando un lugar apartado en el que encontrar algo de intimidad. A esas horas el hotel no registraba mucha actividad, pero no se podía arriesgar a que alguien la escuchara. Miró alrededor hasta que encontró los servicios de señoras, podía ser un buen lugar. Entró y se aseguró completamente de que no había nadie allí dentro. Sacó de su bolso el teléfono móvil y buscó en la agenda el nombre de Glam. Llamó y esperó hasta que descolgaron al otro lado de la línea.

- ¿Joanie? - La voz de Glam sonaba sorprendetemente inquieta y ansiosa. Este tono sorprendió a Joanie, acostumbrada a la habitual seguridad de Glam. Tardó un segundo más de la cuenta en responder.
- Sí, Glam. Estoy en el Hilton, acabo de dejar a Ed - Joanie se miró en el espejo del lavabo, sonriendo de forma pícara. Se veía realmente guapa, siempre le pasaba después de una relación sexual satisfactoria. Y en este caso, tenía que reconocer que Ed sabía lo que hacía en la cama.

- Ethan está camino de Nueva York. ¿Recuerdas lo que tienes que hacer? - Glam volvía a su tono habitual de suficiencia, pensando que el resto de los humanos estaban un punto por debajo de ella. Y en muchos aspectos esto era cierto.

- Lo recuerdo Glam, no hace falta que me repitas siempre lo mismo. Ethan debe realizar su trabajo y después desaparecerá - Joanie recitaba con desgana una lección que sabía de memoria. Se sentía molesta, nunca había soportado que nadie le diera lecciones. Sus padres sabían muy bien a lo que se refería. Sólo admiraba de Glam su capacidad para adentrarse en un mundo copado por hombres y salir victoriosa. Pero la detestaba como jefa y como mujer. Como jefa por despótica, pero sobre todo como mujer. Sus ademanes pretendidamente eróticos e insinuantes no le hacían resultar femenina sino una loba lujuriosa y vengativa.

- Bien, Joanie. Por tu bien espero que sea así. Seguiremos en contacto - Y colgó.

Ahora Joanie debía concentrarse en realizar su trabajo de la mejor manera posible, lo cual no tenía por qué coincidir con la idea que tenía Glam. Lo primero era ir al aeropuerto a encontrarse con Ethan Feathers. Le tendría que contar las costumbres de Ed y los puntos débiles en su seguridad personal. El resto era cosa de Ethan y del riesgo que estuviera dispuesto a tomar.

Mientras ordenaba los acontecimientos en su cabeza, Joanie se estiró la ropa y se recogió el pelo en una coleta. En ese momento se podía entrever un tatuaje en el cuello a la altura de la nuca. En letras pequeñas y bien definidas se podía leer: "DIVINA".

dios pedazo de tramaaaaaaaa!!!!!!!!!!!! tia de esto hay q hacer una pelicula!!! algun director/a por aqui??? almodovar, lo q t stas perdiendo!

comoooooooooooooooo???????????? q hoy no hay capitulo??????????

PINIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Paaaciencia!!!!! esta noche seguro.... :@#@: :@#@:

Las más de 5 horas de vuelo que separaban Phoenix de Nueva York se hicieron tremendamente largas para Ethan. A pesar del cansancio, no podía dormir y escrutaba desconfiado las caras de los demás pasajeros intentando descifrar de dónde vendría la siguiente sorpresa. Se dirigía de vuelta a Nueva York, después de cerca de un año desde la última vez que lo había pisado, y a pesar de que tenía una misión que realizar, no tenía la menor idea de cuál era el primer paso que iba a dar. Por primera vez en su vida había aceptado matar a alguien, de forma premeditada y perfectamente definida. Eso le convertiría en un sicario, en un asesino, y a pesar de todo lo que Ethan había hecho en su vida, eso seguía siendo algo a lo que no se había enfrentado nunca.

Sus pensamientos siguieron fluyendo mientras miraba momentáneamente por la ventanilla. En el asiento contiguo al suyo, un hombre de mediana edad roncaba sonoramente con la boca abierta y los auriculares puestos. Era un sonido rítmico q llevaba acompañándole más de una hora ya, y casi le ayudaba a abstraerse aún más del espacio que le rodeaba. Por ese motivo, se sobresaltó aún más cuando una simpática azafata de pelo rubio se inclinó para tocarle el hombro.

- Disculpe. –dijo en voz baja para no despertar al compañero de asiento de Ethan- ¿Desea tomar algo?

En el primer momento, Ethan apenas pudo reaccionar. Su primer instinto fue llevarse la mano a donde normalmente llevaba su Magnum. Pero tuvo que recordar con disgusto que no estaba con él. Para poder coger el vuelo, había tenido que recurrir a un contacto que tenía en FedEx y que le debía un favor. Al estar totalmente prohibido el envío de armas de fuego, necesitaba asegurarse de que alguien se encargara que la imitación barata de un jarrón ming que había comprado en una tienda de regalos de Phoenix llegaba sana y salva y, sobre todo, sin pasar ningún detector de seguridad, al hotel Doral Court en Nueva York, que era donde pensaba alojarse.

La rubísima azafata Alice seguía mirándole con expresión artificial, esperando a que le dijera qué quería beber. Un whisky con hielo estaría bien.

El día era soleado en Nueva York cuando desembarcó en la terminal del JFK. Como no tenía que esperar equipaje, fue de los primeros pasajeros de su vuelo que se dirigió a una de las salidas. No podía creer lo que veía a través de los gruesos cristales de seguridad de las puertas automáticas. Habría reconocido a su “chica” en cualquier parte del mundo, y a más de 50 metros, como se encontraba ahora mismo. Estaba aparcada junto a una de las puertas, y una mujer enfundada en un traje negro de cuero estaba sobre ella. El casco ocultaba su cara, así como la del hombre que estaba a su lado, sobre una Kawasaki. Comenzó a correr hacia ellos, necesitaba más que nunca una explicación, pero la mujer subió a la otra moto con el hombre y desaparecieron de allí antes de que Ethan pudiera alcanzarles.

Su moto estaba en perfecto estado, la habían lavado, e incluso pulido, y al arrancarla emitía el suave ronroneo de siempre. Por un momento, fue de nuevo completamente feliz sobre ella, consiguiendo olvidar todo lo que estaba ocurriendo. En el maletero estaba su casco, y no se le ocurrió mejor forma de abordar de nuevo las calles de Nueva York.

Lo único que no imaginaba es que justo en el momento en el que él se incorporaba al intenso tráfico del aeropuerto un piloto rojo comenzó a deslizarse lentamente por una pantalla situada al otro extremo de la ciudad. Sin embargo, serpenteando temerariamente entre los coches, ni a él ni a su chica parecía afectarles el monumental atasco que mantenía inmovilizado a la entrada del aeropuerto el taxi en el que viajaba Joanie.

:%^^: :8GER$:

necesito que el dia tenga 30 hrs para poder seguir este post...me encanta!!1 pero no tengo tiempo para seguirlo al dia....voy por la pagina 3....
Me encanta esta novela!!!! Buen trabajo Pini!! :%^^:

Piiiinniiii creo que pronto vas a tener club de faaaaannnnsssss noooo???? Que me pooooonnnggggaaaannnn la primera eeeehhh??

Uffff esta cada vez mejor solo espero que se una de las pocas novelas en que la mala no se muere o acaba en la carcel eh!!! y tengo un par de preguntas joannie es lamala entonces porque lleva tatuado divina? y Cory es Coro....?necesito masssssssss pedazo de novelaaaaaa de lo mejor que he leidooo

glam, no preguntes q entonces nos desvela la novela......hay q sperar a qse sucedan los capitualos........

pini por favor sigueeeeeeee........

esyoy enganchadisima!

:@#@: :@#@: :@#@:

:@#@:

seguimos sin capitilo???????????? q fuerte me parece!!!!!!

pini por dior!!! ande andas???

capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo,capitulo

:@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@: :@#@:

pini no lo hagas por mi, hazlo por mi salud mental!

:%??: :%??: :%??: joer !!

Glam fumaba lentamente un cigarrillo frente a la ventana del comedor de su piso en Nueva York. Llevaba una semana preparando con sumo cuidado el plan definitivo, el golpe que le debería aupar hasta lo más alto de la sociedad neoyorquina, una ciudad que mueve millones de dólares en el negocio del arte y que idolatra a quienes se lo suministran.

Para eso se había casado con René y para eso había tenido que desprenderse de él. René le condujo a Nueva York y ella siempre se lo agradeció, le presentó a las personas que eran alguien en esa ciudad y le enseñó a manejarse en los negocios. Pero llegó un momento en el que se dió cuenta que junto a él, ella no era más que un florero y debía mostrarles a todos que no era así, que ella no había llegado a Nueva York para ser el adorno de su millonario marido. Cuando la salud de René empezó a resentirse, ella le había planteado de forma civilizada que le traspasara el control de los negocios. Pero él se había mostrado muy dolido y cayó en la cuenta de que el amor al dinero es lo que había propiciado su matrimonio, cosa que no hablaba muy bien de su inteligencia. Así que no le había quedado más remedio que quitárselo de enmedio.

El mundo naviero no era su predilecto, así que vendió a buen precio el negocio de René y con ese dinero adquirió una de las empresas punteras en el negocio de la adquisición, restauración y venta de piezas artísticas antiguas. La especialidad de la casa era la pintura, pero también se dedicaban a la escultura, especialmente a las piezas de bronce.

Rápidamente y gracias a su carácter emprendedor y arriesgado, había ido ganando cuota de mercado, siempre dentro de los parámetros legales del negocio. Pero descubrió que el verdadero negocio se encontraba en la periferia de la legalidad, en el mercadeo de obras artísticas robadas, extraviadas, falsificadas u originales que no debían salir a la luz. Y en eso estaba, lo mismo que Edward Blanchard, que bajo la fachada de su casa de subastas legal escondía todo un emporio de contactos, sobornos y oscuros traspasos de obras de arte. Pero había llegado el momento de que esta situación terminara. Y lo había planeado todo al milímetro, nada podía fallar.

Apagó el cigarrillo y miró impaciente el teléfono. La llamada de Joannie se estaba retrasando más de lo previsto.

Que buena eres pinni....me mola mucho.....sabes que me he pedido ser tu fan numero 1????????que me lo pongan o me lo pongo yo eh???

Qué mona eres Nails! yo la verdad es que no sé muy bien cómo funciona lo de los fans...

Por eso...que las promotoras del club de fans nos digan algoooooo please!! :hdkdis432: :hdkdis432:

Nail si eres su fan n1 eres la jefa de su club de fans asi que tu te encargas de contar a sus seguidoras...
En fin porras divi si no me dejas preguntarle para una vez que tengo a la autora delante quiero saber!!! al menos dime si cory es corooooo???

Ains, Glam, porque eres la jefa, que si noooo...

Cory es Coro, sí, y respecto a Joannie-Divina, hay novedades por llegar...

Stay tuned!

No hizo falta buscar a Blanchard. En la portada de la edición del New York Post que el servicio de habitaciones había dejado sobre la cama había un pequeño recuadro con su foto junto a un titular que anunciaba que se tomaba unos días libres para someterse a una operación de corrección de miopía. El desarrollo de la noticia en el interior no aportaba mucha más información, y tan sólo hacía un poco de historia sobre la figura del empresario, y reproducía el comunicado que había sido difundido por parte de su casa de subastas.

Tras una ducha, Ethan se vistió de nuevo determinado a averiguar algo más sobre dónde se encontraba Blanchard, resignado a que antes o después tendría que iniciar su trabajo. Aún no tenía claro cómo iba a aproximarse a él, cómo iba a ejecutar el plan. Necesitaba conocer detalles sobre sus costumbres y rutinas, casi ser capaz de llegar a predecir cuál iba a ser su próximo paso: ésta era la parte más laboriosa del encargo.

El revuelo mediático le ayudó a localizar cuál era el hospital en el que se encontraba Blanchard. Le extrañó mucho que hubiera escogido el hospital Monte Sinaí, en lugar de la exclusiva clínica Lasik en Lilcoln Ave., que últimamente estaba tan de moda entre la alta sociedad neoyorkina deseosa de deshacerse de sus gafas y lentes de contacto.

Compró un ramo de flores en una de las tiendas cercanas para no despertar sospechas, y decidió acceder por la entrada de maternidad. Una pareja de hombres fornidos a los que les faltaba llevar escrito en el frente la palabra "guardaespaldas" estaban tomando un café junto a una máquina. Ethan fingió repentinamente un gran interés en el directorio que estaba situado a la entrada, y estuvo allí unos minutos hasta que los dos hombres tiraron sus vasos de papel a la papelera y emprendieron su camino hacia uno de los ascensores. Les siguió a una distancia prudencial, obviamente no se le ocurriría subir con ellos. Había mucha gente esperando el ascensor, y los guardaespaldas fueron los últimos en entrar, lo que facilitó que segundos antes de que se cerraran las puertas, Ethan viera extrañado que uno de ellos marcaba la planta de oncología en lugar de la de cirugía oftalmológica.

Todavía sorprendido por aquel detalle, decidió tomar las escaleras. Cuando llegó a la planta, los dos hombres estaban de pie junto a otros dos con el mismo aspecto, y una mujer que quedaba oculta a su vista desde donde él estaba. Al cabo de un par de minutos, un médico vestido completamente de verde apareció en la sala quitándose aún el gorro quirúrgico.

- ¿La señora Blanchard?

En ese momento, ella dio un paso al frente y por fin pudo ver su cara. No podía creer que a tan sólo unos metros de él se encontrara de nuevo la mujer desconocida con la que se había acostado en el motel de carretera.

:%^^: :@#@:

Divina escribió:q joanie tiene unos manolos???????????????????????????????????????????? si hombreeeeeeee!!!!!!!!!!! y yo queeeeeeeee

Juas juas juas "hembidiosa" :ÇÇ*: :ÇÇ*: :ÇÇ*:

Lamaladelcuento escribió:

Divina escribió:q joanie tiene unos manolos???????????????????????????????????????????? si hombreeeeeeee!!!!!!!!!!! y yo queeeeeeeee

Juas juas juas "hembidiosa" :ÇÇ*: :ÇÇ*: :ÇÇ*:

yo supongo que tendre unoscuantos no pini??? :%%: :%%:

Por Diorrrrrrr lo que me estoy perdiendooooooooo Pini te idolatro ¡que buenísima eres!!!!!!! :ke24hd: :drt6ws: :drt6ws: :drt6ws: :lrt59s: :lrt59s: :lrt59s:
Juer que me lo he tenido que leer todo del tirón porque hace unos dias que no entro y me encuentro con que soy una prota malaaaaaaaaaaaaaaa me encantaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa y encima soy bella y sexy toma ya!!!!!!!!

Glam escribió:

Lamaladelcuento escribió:

Divina escribió:q joanie tiene unos manolos???????????????????????????????????????????? si hombreeeeeeee!!!!!!!!!!! y yo queeeeeeeee

Juas juas juas "hembidiosa" :ÇÇ*: :ÇÇ*: :ÇÇ*:

yo supongo que tendre unoscuantos no pini??? :%%: :%%:

Yo tengo más que tu, porque me acuesto con Ed y me los regala y encima me tiene satisfechaaaaaaaaa :%??: :%??: :%??: :%??: :%??: :%??:

Que intriga madre mía!!! Glam quien será al final más mala tu o yo? y lo del tatuaje de Divina me ha dejado pasmada!!!!!!!!!! sigue pini, porfaaaaaaaaaaaaaa

Fijo que soy mas mala yo :LLLL: pero si al menos tengo tambien mas manolos :66f6:

A quién os recuerda Ed?

Ed lo creó mi pinito, y yo en cuanto lo leí se me creó una imagen en la cabeza, que resultó ser en lo que él se había inspirado...

Glam tiene varios pares de Manolos, pero en el fondo prefiere los Jimmy Choo

Piniblú escribió:A quién os recuerda Ed?

Ed lo creó mi pinito, y yo en cuanto lo leí se me creó una imagen en la cabeza, que resultó ser en lo que él se había inspirado...

Glam tiene varios pares de Manolos, pero en el fondo prefiere los Jimmy Choo

a mi mi muerto a Fdez Tapias y Ed al pantonjo?? :%??: :%??: Yo loboutin tambien eh !!
Casi que tendras que poner fotos de los personajes.. asi nos los imaginamos mejor :@#@: :@#@: :@#@: :@#@:

:@#@: :@#@:

- Pensaba que aún te quedaba algo de corazón, pero veo que me he equivocado - Bimba deletreó estas palabras mientras miraba fijamente a su padre.

Desde que había llegado a sus oídos el rumor de que Ethan malvivía y realizaba trabajos al margen de lo legal, Bimba se sentía responsable de su situación. Recordó como se habían conocido; ella frecuentaba las fiestas que los chicos de la policía metropolitana organizaban con motivos variopintos: festividad del patrón, el día de Italia, el de Irlanda, despedidas de solteros... Solía ir acompañada de las hijas de los mandos, que mandaban a sus hijas a estos eventos para que conocieran novio. Ella llamaba la atención por su juventud y por su belleza. No era demasiado alta, pero poseia un cuerpo bien proporcionado en el que resaltaba su rostro. Era el suyo un rostro mediterráneo, anguloso, con las facciones bien marcadas, de labios carnosos, ojos intensos y vitalistas, un rostro que indicaba la suavidad de su carácter. Y coronado por una melena morena rizada que le confería un punto salvaje chocante.

En una de estas fiestas, organizada para celebrar la captura de una peligrosa banda de narcos, algunos chicos bebieron más de la cuenta y, entre eso y que Bimba optó para la ocasión por un vestido de tirantes, largo, ceñido y escotado, comenzaron a dirigirse a ella en términos groseros. Ethan, quien habitualmente pasaba desapercibido en estos festejos, acudió presto a poner paz. Pero un cabo no comprendió su actitud y le lanzó un directo al mentón. Ethan no se contuvo y rodaron los dos por el suelo como en una pelea de gallos. Les separaron y ella fue a comprobar el estado de Ethan, no era nada, sólo unos rasguños. Pero a partir de ahí comenzaron las llamadas y las citas. Ethan, un auténtico fuera de serie como policía, era sin embargo un aprendiz como seductor. Hombre de pocas palabras y de modales alejados del manual del perfecto caballero. Pero amaba a Bimba y, sobre todo, la respetaba. Se casaron el día que Bimba cumplía 21 años, fue un día para recordar, el día que más había visto sonreir a Ethan. Después llegaron los problemas.

Y ahora sentía la necesidad compulsiva de volver con él, de ayudarle y sacarle del pozo. Desde el día que se separaron ella no había vuelto a estar con otro hombre, sentía que su ligazón con Ethan seguía vigente ya que ninguno de los dos había dado el visto bueno a la separación. Y no le importaba que Ethan hubiera estado con más mujeres porque sabía que su amor hacia ella no podría haberse extinguido. Aún estaba a tiempo de recuperarlo.

No sabía en qué problema estaba metido ahora, pero sabía que era serio. Por eso acudió a pedir ayuda a su padre. Pero él no había querido escucharla desde el momento en que nombró a Ethan. Y, pese al respeto que le tenía, le odiaba ahora mismo.

- Bimba, cariño, cada palo debe aguantar su vela - espetó Alessandro Ocelli fríamente.

Bimba rompió a llorar y salió de la estancia. Su bello rostro se contraía en una mueca de dolor y rabia infinitas. Pero su carácter indomable no le permitiría rendirse.

keremos massssssssssssssssssssss

:%^^: :%^^: :@#@: :@#@: :@#@:

Los primeros rayos de sol de la mañana se colaban entre las persianas metálicas de la amplia habitación 2824 del hospital Monte Sinaí. Después de una noche con molestias por la intervención y los efectos secundarios de la anestesia, Edward hacía apenas una hora que había conseguido conciliar el sueño, ayudado por los calmantes que caían gota a gota por la vía intravenosa abierta en su muñeca. No podía cambiar de postura, estaba acostado sobre su lado derecho y una almohada impedía que su espalda llegara a tocar la cama. Los ruidos matinales de la cercana 5ª Avenida hicieron el resto, y Edward comenzó a abrir los ojos con dificultad.

Todo había ido bien. O al menos eso le habían asegurado los médicos. Tal como habían supuesto, el alcance del tumor era pequeño, y habían conseguido extirparlo completamente de su espalda. En principio, todo indicaba que no haría falta ningún tratamiento posterior más que las preceptivas revisiones periódicas. Un problema menos.

Él no estaba acostumbrado a estar enfermo. No podía recordar ni siquiera la última vez que tuvo una simple gripe. Nunca guardaba cama, no faltaba jamás al trabajo. Quizá precisamente por eso le resultó más chocante la actitud de Cory para con él. Apenas se había separado de su lado desde que había salido del quirófano, y representaba a la perfección el papel de la perfecta y abnegada esposa que cuida de su marido. ¿O no era un papel? Después de casi diez años de matrimonio, en los que había habido de todo menos la vida convencional de pareja, Ed había llegado al convencimiento de que la convivencia de ambos era factible en la medida en la que cada uno de ellos asumiera ciertas cosas como normales sin hacer demasiadas preguntas.

Evidentemente, su pequeña aventura clandestina con Joannie no era la primera, ni sería la última, y por eso también daba por sentado que Cory no le contaba todo lo que hacía, sobre todo cuando había épocas en las que iba a visitar a antiguas compañeras de universidad a Long Island casi tres veces al mes. Pero la actitud de Cory en las últimas horas le había sorprendido y mucho. Advertía verdadera preocupación en sus ojos, y sus caricias parecían más sinceras que nunca. Por primera vez notaba en ella miedo a perderle. Y no sabía cómo interpretarlo, ni siquiera si juzgarlo como bueno o malo, pero era evidente que algo era distinto en su actitud hacia él hasta hacía tan sólo unos días.

Alguien que golpeaba suavemente la puertale sacó de sus pensamientos.

- Adelante.

Joannie entreabrió la puerta y asomó su pequeña carita pícara. Ed no pudo evitar sonreír al verla. Ella entró rápidamente y cerró tras de sí. Llevaba un abrigo negro largo, demasiado invernal para los días que se estaban viviendo en Nueva York últimamente. Parecía divertida y en un momento estuvo junto a la cama.

- Te veo muy bien, y ya me ha dicho Cory que todo ha ido incluso mejor de lo que esperaban.- dijo sin dejar de sonreír.

- ¿Dónde está Cory?

- La acabo de mandar a casa para que se duche y duerma un poco. Le he dicho que no se preocupe, que yo cuidaré de ti.- sus ojos parecían más brillantes que nunca.- y puedes estar seguro de que lo haré.

Mientras decía esto, se inclinó para besarle en los labios, y comenzó a deslizar su mano por debajo de las sábanas. El escueto pijama hospitalario de Ed no dejaba mucho espacio a la imaginación.

- Pero, ¿qué haces? Joannie, estás loca, ¡sólo hace 12 horas que me han operado!

- Señor Blanchard...- Joannie adoptaba un tono fingidamente ingenuo y teatral.- no se preocupe, ha llegado su enfermera particular.- Fue entonces cuando se despojó de su grueso abrigo, mostrando un disfraz de enfermera consistente básicamente en lencería blanca. Aceleró hasta la puerta y corrió el pestillo.- Hágame caso, es hora de su tratamiento. Usted no debe realizar ningún esfuerzo, tan sólo decirme qué prefiere...

Jooooer`pini....eres una genio!!!

Muchas gracias, Nails

Por se la presidenta de mi club de fans, yo creo que como mínimo te mereces un personaje en la historia... Dime un nombre.