Los diputados se entretienen.
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Los diputados se entretienen.
Una imagen de EL MUNDO, captada por Alberto Cuéllar, ha generado la primera gran polémica con el nuevo presidente del Congreso de los Diputados. Jesús Posada ha solicitado un informe jurídico acerca de este asunto.
La fotografía muestra un sms con el siguiente texto: 'Me dice nuestra informadora en el Ayto de Madrid q Gallardon va Defensa [sic]'. Se trata de un mensaje recibido por Alfredo Pérez Rubalcaba.
Por cierto, desde hoy sabemos que la informadora no puede contar ya con mucho crédito. Gallardón ha sido nombrado ministro de Justicia.
La polémica viene a sumarse a la protagonizada por la 'popular' Celia Villalobos.
La vicepresidenta de la institución se encaró el pasado lunes con José Luis Roca (fotógrafo de El Periódico de Catalunya) y Uly Martin (de El País), recriminándoles que tomaran imágenes de los papeles del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Estos le mostraron sus cámaras para demostrar que no se podían ver los detalles del escrito, sino que eran planos medios.
Su desconfiada respuesta fue: 'más sabe el diablo por viejo que por diablo'.
Villalobos está liderando la respuesta a la publicación de la imagen del sms. La malagueña ha protestado contra su publicación.
Este hooliganismo anti fotógrafos anuncia vientos de censura en el Congreso de los Diputados. Es algo que suele suceder cada vez que alguna de sus señorías es captada de una forma que no se ajusta a la imagen académica que desean transmitir. Los sucesivos presidentes se han planteado las limitaciones más variopintas buscando que su imagen se ajuste a lo que ellos consideran.
En unos casos habrá sido un proyecto real. En otros, un globo sonda. El caso es que el trabajo de los fotógrafos ha estado siempre amenazado por la limitación. Hasta llegar el caso del cierre de puertas. Es decir, ofrecer una 'señal' institucional con una imagen controlada, que no genere polémicas. Ya se hace así en el caso de las televisiones: las cámaras no tienen acceso al hemiciclo y tan sólo pueden permanecer en entradas y pasillos. Allí toman imágenes de recurso y declaraciones, pero nunca la vida del Congreso tal como se produce.
Una imagen clásica que desagrada a sus señorías cíclicamente es aquella que muestra el hemiciclo vacío. En los corrillos se suceden entonces las voces por el veto a los fotógrafos.
Si eso ocurriera, si el sueño del censor se viera colmado, nos quedaríamos sin imágenes como las que reseñamos aquí.
Tres diputados de la Asamblea de Madrid durante una sesión: uno de ellos pinta aburridamente en sus papeles, otro juega al tetris mientras una tercera hace un crucigrama.
Dos paralamentarias repasan una revista con recetas.
El secretario general del Bloc vende participaciones de lotería
Una diputada comprando lencería.
Pero sin duda, la caza del diputado deshonesto tiene su cima en la imagen que retrata a Gaspar Zarrías. El número dos de Manuel Chaves fue sorprendido votando por sí mismo y por su compañero de escaño
La imagen abre varias cuestiones, algunos de ellas las recoge en su blog Arcadi Espada. ¿Son todo ellas actividades privadas en un lugar público? ¿Deberían ser vetadas y por tanto no conocidas por los contribuyentes?
La colisión entre el derecho a la propia imagen y el derecho a la información es constante. Yo tengo claro de qué lado estoy. Seguro que los anteriormente citados también.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/lafotodelasemana/2011/12/21/un-escano-para-la-censura.html
La fotografía muestra un sms con el siguiente texto: 'Me dice nuestra informadora en el Ayto de Madrid q Gallardon va Defensa [sic]'. Se trata de un mensaje recibido por Alfredo Pérez Rubalcaba.
Por cierto, desde hoy sabemos que la informadora no puede contar ya con mucho crédito. Gallardón ha sido nombrado ministro de Justicia.
La polémica viene a sumarse a la protagonizada por la 'popular' Celia Villalobos.
La vicepresidenta de la institución se encaró el pasado lunes con José Luis Roca (fotógrafo de El Periódico de Catalunya) y Uly Martin (de El País), recriminándoles que tomaran imágenes de los papeles del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy.
Estos le mostraron sus cámaras para demostrar que no se podían ver los detalles del escrito, sino que eran planos medios.
Su desconfiada respuesta fue: 'más sabe el diablo por viejo que por diablo'.
Villalobos está liderando la respuesta a la publicación de la imagen del sms. La malagueña ha protestado contra su publicación.
Este hooliganismo anti fotógrafos anuncia vientos de censura en el Congreso de los Diputados. Es algo que suele suceder cada vez que alguna de sus señorías es captada de una forma que no se ajusta a la imagen académica que desean transmitir. Los sucesivos presidentes se han planteado las limitaciones más variopintas buscando que su imagen se ajuste a lo que ellos consideran.
En unos casos habrá sido un proyecto real. En otros, un globo sonda. El caso es que el trabajo de los fotógrafos ha estado siempre amenazado por la limitación. Hasta llegar el caso del cierre de puertas. Es decir, ofrecer una 'señal' institucional con una imagen controlada, que no genere polémicas. Ya se hace así en el caso de las televisiones: las cámaras no tienen acceso al hemiciclo y tan sólo pueden permanecer en entradas y pasillos. Allí toman imágenes de recurso y declaraciones, pero nunca la vida del Congreso tal como se produce.
Una imagen clásica que desagrada a sus señorías cíclicamente es aquella que muestra el hemiciclo vacío. En los corrillos se suceden entonces las voces por el veto a los fotógrafos.
Si eso ocurriera, si el sueño del censor se viera colmado, nos quedaríamos sin imágenes como las que reseñamos aquí.
Tres diputados de la Asamblea de Madrid durante una sesión: uno de ellos pinta aburridamente en sus papeles, otro juega al tetris mientras una tercera hace un crucigrama.
Dos paralamentarias repasan una revista con recetas.
El secretario general del Bloc vende participaciones de lotería
Una diputada comprando lencería.
Pero sin duda, la caza del diputado deshonesto tiene su cima en la imagen que retrata a Gaspar Zarrías. El número dos de Manuel Chaves fue sorprendido votando por sí mismo y por su compañero de escaño
La imagen abre varias cuestiones, algunos de ellas las recoge en su blog Arcadi Espada. ¿Son todo ellas actividades privadas en un lugar público? ¿Deberían ser vetadas y por tanto no conocidas por los contribuyentes?
La colisión entre el derecho a la propia imagen y el derecho a la información es constante. Yo tengo claro de qué lado estoy. Seguro que los anteriormente citados también.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/lafotodelasemana/2011/12/21/un-escano-para-la-censura.html
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