El circo del Himalaya

Todos los alpinistas implicados en los sucesos del Lhotse ya están a salvo fuera de la montaña
Guías y alpinistas profesionales critican la falta de preparación de algunos españoles
La banalización de estas escaladas y la facilidad para conseguir subvenciones, culpables de muchos accidentes

Todos los españoles implicados en los hechos del pasado fin de semana, durante su descenso del Lhotse, 8.516 metros, cuarta cumbre más elevada del planeta, han sido evacuados de la montaña o ya descansan en el campamento base, a 5.500 metros.

Los accidentados más graves, el granadino Manuel Lolo González y el vizcaíno Roberto Rodrigo se encuentran desde ayer hospitalizados en Katmandú, donde se les trata sus congelaciones. El resto de expedicionarios descendió a lo largo de la jornada de ayer por sus propios medios desde el campamento 2, situado a 6.400 metros.

González era a priori quien más preocupación había despertado. Accidentado durante la bajada por una caída, tuvo que pasar una noche a 8.200 metros, inmóvil sobre la nieve y sin ningún equipo ni oxígeno artificial. Rescatado al día siguiente por guías profesionales y sherpas, fue descendido en camilla hasta el campo 2 y desde allí en helicóptero a la capital de Nepal.

Regreso a España las próximas horas

A pesar de eso solo tiene congelaciones de primer grado en los dedos de las manos, de segundo grado en los de los pies y ninguna lesión en las piernas, como se pensaba. Mucho peor cuadro clínico presenta el vizcaíno Roberto Rodrigo, con congelaciones, algunas de tercer grado (las más graves, que por lo general exigen amputación) en los dedos de manos y pies, orejas y nariz, y ceguera de las nieves. El primero será evacuado en las próximas horas a España, el segundo tendrá que esperar unos días para ser estabilizado.

Del resto del grupo, la burgalesa Isabel García es quien presenta lesiones más importantes, ya en el campamento base se ha constatado su recuperación del edema cerebral sufrido en altura y que tiene congelaciones leves en los dedos de las manos.

La dificultad de las transmisiones desde los campamentos de altura ha producido algunas malas interpretaciones sobre el estado del resto de los españoles. En una de ellas se dijo que el aragonés estaba afectado por un edema cerebral y que tuvo que administrársele oxígeno.

Desde el campamento base, el propio Pauner lo desmiente. “En ningún momento tomé oxígeno artificial, a pesar de que me lo ofrecieron. He subido siempre sin esta ayuda y así seguiré siempre. Si hubiera tomado oxígeno, habría bajado mucho más rápido y no como he bajado. Tampoco tuve un edema, sólo un cansancio extremo por el enorme esfuerzo que hemos realizado. Estuvimos muchas horas trabajando por encima de los ocho mil metros”.

Pauner, junto con el resto de compañeros empleó dos jornadas en descender desde el campamento 4 situado a 7.900 metros. Ayer, 23 de mayo recorrieron la peligrosa Cascada de Hielo, un glaciar de 600 metros que tiene enormes grietas y témpanos como edificios bajo los que se debe pasar.

A lo largo de esta jornada, Juanito Oiarzabal que hasta ese momento no tuvo el menor problema excepto su clásica afonía, se sintió exhausto. Aunque se detuvo para beber agua, no pudo recuperarse. Víctima de agotamiento extremo por deshidratación, fue necesaria la colaboración de miembros de otras expediciones, en especial los de Edurne Pasaban, quienes ayudaron al vitoriano a alcanzar el campamento base. Se espera que hoy Oiarzabal y García sean los primeros evacuados en helicóptero hasta Katmandú. El resto de españoles lo será entre hoy y mañana, estando previsto su regreso a España el próximo fin de semana.

Actores de segunda y patrocinios irresponsables

En un fenómeno tan dramático como sospechoso, cada vez que llega la primavera, periodo del año en que allí se concentran las escaladas, el Himalaya se convierte en el escenario de una tragedia. Si el año pasado fue el Annapurna, donde perdió la vida el mallorquín Tolo Calafat a las pocas horas de haber pisado la cima del que está considerado ochomil más letal del mundo, esta temporada le ha tocado el turno al Lhotse, gigante vecino del Everest.

La masificación de las 14 montañas más altas del planeta, en especial el Everest, junto con la banalización de sus rutas normales y la relativa facilidad para obtener financiación por autoridades locales y empresas deseosas de obtener publicidad a cambio de una inversión relativamente modesta, son las causas principales de esta espiral de accidentes que no tiene visos de amainar.

Atraídos por estas circunstancias, alpinistas sin demasiada experiencia se convierten en protagonistas de segunda fila en unos dramas que suelen tener desenlace fatal. El problema es que no sólo arriesgan sus vidas, también ponen en peligro a quienes acuden a auxiliarles.

Con un campamento base donde durante un par de meses conviven más de 500 alpinistas integrados en más de 20 expediciones de todo el mundo, la ruta normal del Everest es el paradigma de esta perniciosa tendencia que ha convertido el alpinismo en una actividad cercana al turismo de aventura.

“El Everest es un circo”, señala Edurne Pasaban desde el pie de la montaña, donde se encuentra esta temporada dirigiendo una expedición pesada en la que se apoya para intentar subir al punto más alto de la Tierra sin utilizar oxígeno embotellado.

Damián Benegas, el guía profesional argentino que dirige una importante agencia de alpinismo, ha elevado su voz contra este fenómeno creciente, señalando la necesidad de estar preparado para intentar estas escaladas en apariencia sencilla. “Muchos alpinistas españoles acuden a estas montañas poco preparados y es normal que allí arriba se produzcan accidentes. Luego el problema es para quienes les sacamos del apuro. Por rescatarlos, ayer pusieron en peligro sus vidas cuarenta personas. Esto es algo inadmisible”.

Junto con su hermano Willi y el también argentino Matoco, el concurso del propietario de Patagonian Brothers ha sido decisivo en el salvamento de Lolo García a 8.200 metros, en un ecepcional caso de solidaridad en la montaña más alta de la Tierra.

http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2011/05/24/masdeporte/1306233525.html

Llevan toda la semana echando pestes en la radio los montañeros de lo que se ha dicho.

Lo que es un hecho es que Juanito Oiarzabal cada vez que va tienen que bajarlo,arriesgando sus vidas otros compañeros.Hay que ser consciente de las limitaciones de uno y de la edad.

Edurne no subio,pero envio a sus sherpas para que les ayudaran arriesgando asi sus vidas.Por eso se queja.
Las declaraciones de Juanito me parecen fuera de lugar.Edurne llega hoy a España y veremos que tiene que decir.
EDURNE PASABAN MIENTE

La cosa es que al parecer no lo bajaron ellos y ahora dicen que por culpa de ellos no coronaron. De todas maneras estos dos llevan mucho tiempo con muy mala relacion porque tienen una concepcion del alpinismo muy diferente.

Entrevista de El larguero

Edurne Pasaban da la razón a Juanito

"No ponemos como excusa (del fracaso en el Everest) el rescate de los accidentados del Lhotse. Fue un factor más. Estábamos cansados y habíamos decidido retirarnos". Edurne Pasaban se ha desmarcado esta mañana del equívoco comunicado enviado hace unos días por su entorno y en el que se aseguraba que dicho rescate "decidió el final de la expedición". El comunicado encendió a Juanito Oiarzabal, compañero de los accidentados en la escalada de la cuarta montaña más elevada de la Tierra, quién arremetió contra la vasca señalando que mentía y que Pasaban y sus compañeros no se habían movido del campamento base. El rescate fue realizado exclusivamente por dos guías argentinos junto con sherpas de las expediciones comerciales que operaban en el techo del mundo, quienes bajaron a los accidentados de 7.900 a 6.400 metros, donde estaba el campamento 2 de la ruta.

Una Edurne contradictoria, en ocasiones iracunda, en ocasiones llorosas pero siempre a la defensiva, respondió a las preguntas de los medios que han acudido esta mañana a recibirla al aeropuerto de Barajas. La tolosarra reconoció en primer lugar su dependencia hacia los sherpas que la acompañaban en el ataque a la cima del Everest: "Las cosas se complicaron, dos sherpas nuestros se pusieron muy enfermos, por el mal de altura. También había un viento muy fuerte", ha señalado. A pesar de ello, intentaron salir el 20 de mayo a las 22 horas, "no paraba el viento, lo que unido al estado de nuestros sherpas nos decidió a retirarnos". Aquella jornada y a falta de confirmar los datos oficiales, alcanzó la cima al menos una docena de personas y dos sherpas despegaron de la cima del Everest en parapente. También llegaron a la cima del Lhotse, todos los alpinistas españoles, entre ellos Oiarzabal, Pauner, Garra sin oxígeno embotellado. "Si hubiéramos salido, habríamos sufrido congelaciones", zanjó Pasaban.

A preguntas de los periodistas Edurne ha tenido que responder cuál ha sido su papel exacto en el rescate: "Liderar desde el campamento base el rescate, fueron 48 horas en las que no dormimos ni un minuto. En el primer momento las expediciones comerciales no querían mandar a sus sherpas al rescate, tuvimos que hablar con Damián Benegas (jefe de Patagonian Brother, una de las expediciones comerciales más potentes este año en el techo del mundo) para que lo hicieran. Si no le hubiéramos pedido el favor no sé qué hubiera pasado", señaló, aunque poco después y a la hora de describir todo el operativo, reconoció que duró sólo 17 horas: "A las 7 de la mañana en el campamento base escuchamos mucho trajín y supimos que Lolo (Manuel González) no había regresado al campamento del Lhotse. A las 12 de la noche estaban todos (accidentados y rescatadores) en el campamento 2" admitió. Los accidentados fueron rescatados en helicóptero de aquel lugar a la mañana siguiente.

42 días en el campamento base, un ataque a cumbre Edurne Pasaban aseguró desconocer el contenido del polémico comunicado. Tras escucharlo en la sala de prensa, se ratificó en sus palabras: "De ninguna manera me he retirado por el rescate (como puede leerse en el comunicado), ha sido un factor más que produjo tensión. Para nada ha sido la excusa de no hacer cumbre en el Everest". Del mismo modo reconoció estar al tanto del pronóstico de tiempo favorable los días 26 y 27 de mayo, fechas en las que podían haber hecho un nuevo ataque a la cima: "Conocíamos la ventana del 26 y 27, pero estábamos saturados".

La mayor tensión de la rueda de prensa correspondió a la pregunta de porqué permaneció en el campamento base "tocándose las pelotas", tal y como textualmente señaló Juanito Oiarzabal, y no subió al rescate de los accidentados. Iracunda, Pasaban respondió: "Te recomiendo que vayas al campamento base y veas lo que es el Himalaya". Momentos después bajó la tensión al preguntársele su opinión sobre el enfrentamiento con Oiarzabal. A punto de lágrima admitió: "Estoy muy dolida por todo el daño que hace a todo el mundo".

No quiso entrar Pasaban en sus relaciones con Juanito, completamente rotas desde hace varios años. "Hemos tenido una buena relación en el campamento base", es todo lo que se le arrancó a la vasca. Sí que rebatió las palabras del vasco al señalar que, en su opinión, habían planificado correctamente la expedición. "Empleamos la misma táctica que en otros ochomiles" Edurne Pasaban y su grupo pasó 42 días en el campamento base realizando un único ataque a cima. En ese mismo periodo alcanzaron el techo del mundo docenas de alpinistas. "Hemos trabajado duro y hemos subido las mismas veces que el resto de españoles", señaló como excusa.

http://www.elmundo.es/elmundodeporte/2011/06/03/masdeporte/1307093718.html